Eduardo viaja en su camioneta Rastrojero hasta la ciudad de Córdoba, que en 1947 lo empleó en IME (Industrias Mecánicas del Estado) y hacia el encuentro con sus compañeros de entonces. Mientras tanto, con importante material de archivo y el testimonio de los protagonistas de una épica productiva alejada en el tiempo, y muchas veces en la memoria social, el film narra la historia del Rastrojero, uno de los vehículos más populares de la Argentina, de otra Argentina. El film evoca una etapa de desarrollo industrial y trabajo. Historias personales que se cruzan con historias colectivas y conflictos sociales, en un complejo entramado que refleja el compromiso que el proyecto Rastrojero significó para quienes participaron en él como parte de un proyecto de país que debía ser próspero y pujante. La vida del Rastrojero y el derrotero de la fábrica IME desnudan el cruento proceso de desindustrialización sufrido por la Argentina en la segunda mitad del siglo XX.